- Invierte en aislamiento: es la clave para el ahorro energético. Medidas como el doble acristalamiento, hermetizar puertas y ventanas o aislar adecuadamente las paredes te permitirán reducir hasta un 60 % el consumo de energía.
- Usa de forma eficiente el aire acondicionado: que marque no menos de 24º C en verano.
Electrodomésticos
- Adquiere electrodomésticos energéticamente eficientes: de clase A o superior.
- Desenchufa aparatos: el «modo de espera» puede disparar tu gasto de electricidad.
- Haz un buen uso de tu refrigerador: establece su temperatura entre los 3º C y 7º C y la del congelador en torno a -20º C. Además de esto, recuerda apagarlo si te vas por un período prolongado y conservarla en óptimas condiciones (es el electrodoméstico que más gasta).
- No desperdicies energía con el horno y la cocina: abriendo, por ejemplo, la puerta del horno durante la cocción o no aprovechando el calor residual de la cocina.
Agua
- Utiliza la lavadora y el lavavajillas solo cuando estén llenos: y ten en cuenta que gastarán un 80 % de la energía solo en calentar el agua, así que selecciona programas en frío.
- Repara posibles goteras.
- Modifica tus hábitos de consumo: no emplear mucho tiempo en la ducha o destinar el agua sobrante para regar son dos buenas prácticas.
Iluminación
- Apuesta por la tecnología led: tu consumo en iluminación será hasta un 90 % menor.
- Utiliza sensores de presencia.
- Apaga las luces: incluso, aunque solo te ausentes un minuto (no es cierto que apagando y encendiendo se gaste más).
- Aprovecha la luz natural: no cierres las cortinas o las persianas hasta que anochezca.
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